Esta película nos advierte contra el horror de la guerra, contra la prepotencia, la soberbia, la barbarie y, en general contra la miseria humana.
No hay lugar para el heroísmo en esta película. No hay lugar para los vencedores, para la victoria, no hay lugar para la esperanza. En las guerras todos somos perdedores, y más aún aquellas personas cegadas por el patriotismo.
Toda esta reflexión sobre la guerra está perfectamente plasmada con el grandisoso estilo de Kubrick: sus grandiosos travellings, unas escenas en las trincheras que casi parecen documentales, y un grito desesperado por la paz, que metió el dedo en la llaga de aquellos a los que involucraba esta cinta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario